El día comenzó con una mezcla de ansiedad y curiosidad. No soy de aquellos que disfrutan sumergiéndose en ambientes nuevos, rodeados de desconocidos. El simple hecho de compartir un espacio con personas que no conozco me provoca una incomodidad latente. Sin embargo, había decidido aventurarme a probar un coworking en Comunidad 11 Coliving, un lugar que se había ganado buena fama entre los nómadas digitales. Y, aunque mi instinto inicial fue resistirme a la idea, algo en mí decía que debía darle una oportunidad.