El chisme, esa práctica aparentemente inofensiva, es en realidad una de las formas más devastadoras de destrucción emocional, espiritual y social. Es la perdición de la humanidad. Se infiltra en nuestras vidas cotidianas, disfrazado de simple charla, pero su verdadero rostro es el de un veneno corrosivo que destroza amistades, relaciones y la confianza más pura. En un lugar como Villa de Leyva, donde las relaciones comunitarias son fundamentales, el chisme tiene el poder de erosionar la cohesión social. A menudo provocado por la envidia, el chisme consume, infecta y destruye con una sutileza que pocos reconocen hasta que es demasiado tarde.