“Villa de Leyva era abandonada, a suelo limpio, con casitas de paja hechas en adobe por el lado de la plaza de mercado y por la escuela urbana; el resto eran barrancos y todo abandonado. Los terratenientes eran las familias Neira, Quintero, Morales, Jiménez, Ruget, Husid.”
“El pueblo era chiquitico, no era sino hasta donde está la casa del general Nariño y del hospital de para acá, cogía todo San Marcos y para el lado del cementerio; y en el barrio Santander, no existían sino unos barrancos y, cuando estuve estudiando, nos íbamos allá a comer maíz tostado y a jugar al bocholo y a los mararayes.
Las casas eran de adobe y de cumbrera, de limatón que se llama, habían dos casas antiguas de dos pisos en el marco de la plaza, y de resto eran casas pequeñas de
tapia y de bahareque; no había empedrado tampoco; y para transportar el agua a la pila, era por un acueducto de piedra, unas piedras taladradas y pegadas con calicanto, y la gente cogía el agua con caña.”
“La Villa fue importante, después ya vino el asunto de los gobiernos y ya se fue decayendo, quedó muy abandonada.
La Villa era muy pequeña, tenía solamente las cinco iglesias que existen y la plaza; de resto, eran unos solares con paredones de tapia pisada, adobe y penco por encima; y los cerdos andaban sueltos por las calles, llegaba cualquier persona con dos o tres burritos y los amarraban en la calle, no había aprecio de la Villa de Leyva pa’ lo importante que es hoy.
En 1950, vino a hacerla revivir el maestro
Pérez, él fue el que ya tomó a dibujarla, a hacerla conocer; el general Rojas Pinilla, siendo oriundo de la Villa de Leyva, apenas nos dejó una reconstrucción que hubo de la casa de Juan de Castellanos y la casa de la Fábrica de Licores y, eso si, monumento nacional.”
“Leyva era todo de paja, en esa época, había como tres mil habitantes en todo el municipio y en el pueblo poquitos; la gente tenía por ahí sus casitas pero se venían todos para el campo a trabajar.
Y como no había zapatos, aquí se andaba con una vainita que se llamaban quimbas o lanchitas, los sombreros eran de ramo y para la ropa, aquí no tejían, en Samacá tejían lienzo y se hacía muy buena ropa.”
“Leyva era más o menos las mismas casas que hay ahora en la plaza; la casa-
museo Acuña era de un solo piso y luego le hicieron el segundo; solo teníamos muy pocas casas, la casa donde murió Nariño, donde nació Ricaurte.
Las calles eran con pasto, el mercado era en la plaza y no había nada de turismo; recuerdo que se principió a hacer la casa municipal pero no se terminó, tenía un corredor y lo de abajo fue lo que se cambió; había un corredor en el segundo piso, era una baranda, había oficinas, tal vez el juzgado; y de ahí para abajo, paredes con tejas era lo que había.”
Recopilación e investigación Roberto Carbonell D Investigador y Periodista.
Memoria histórica e imaginarios de Villa de Leyva.
Arango, Trejos lagos