Los indígenas muiscas realizaban grandes fiestas dirigidas a las divinidades encargadas de la fertilidad de la tierra. Con la llegada de la conquista y la colonización los santos católicos reemplazaron las deidades indígenas dando lugar a la veneración de San Isidro Labrador como patrono de las cosechas inicialmente.
En las fiestas se peregrinaba hasta el lugar del culto y allí llevaba a cabo un ritual con chicha donde los caciques se vestian con sus mejores atuendos. Hoy esta fiesta es una combinación de lo sagrado y lo profano, lo que oficial y lo popular. Se inicia bien temprano en la plaza de la parroquia y las personas llegan con sus respectivos productos para la venta. San Isidro Labrador fue reemplazado por la virgen del carmen como patrona de las fiestas y de los conductores. Es una fiesta popular muy colorida donde se aprecia todo el folklor, el colorido y las costumbres propias de los campesinos de la región.